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por k no publican fotos de los alumnos del cra de la bóveda? de sus actividades / salidas?
Las últimas fiestas de Las Nieves en L a Bóveda fueron fabulosas.Hubo mucha gente.En 4l encierro ecológico y en el grandprrix lo pasamos bien.SALUDS A TODOS.
Un incendio puede devastar una vida en cuestión de minutos. Por eso, contar con un extintor de incendios o unos extintores casa es una medida de seguridad esencial. Pero, ¿sabes realmente cómo elegir el extintor adecuado? ¿Sabes cómo utilizarlo correctamente? Y, lo más importante, ¿sabes qué hacer después de usarlo?
En este artículo, te desvelaremos todos los secretos de los extintores de incendios para que puedas proteger tu hogar y a los tuyos.
¿Por qué necesitas un extintor en casa? La respuesta es simple: porque los incendios pueden ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar, incluso en tu propio hogar. Un cortocircuito, una vela encendida demasiado cerca de cortinas, una estufa olvidada encendida... las causas pueden ser muchas.
Un extintor de incendios es tu primera línea de defensa contra un pequeño incendio. Si lo utilizas correctamente, puedes extinguir las llamas antes de que se propaguen y causen daños mayores.
No todos los extintores son iguales. Es importante elegir el tipo adecuado para tu hogar. Los extintores se clasifican según el tipo de fuego que pueden extinguir.
Clase A: Para incendios en materiales sólidos como madera, papel y textiles.
Clase B: Para incendios en líquidos inflamables como gasolina y aceite.
Clase C: Para incendios eléctricos.
Clase D: Para incendios en metales combustibles.
Para uso doméstico, generalmente se recomienda un extintor de polvo químico seco multipropósito (ABC), que puede utilizarse en la mayoría de los tipos de incendios.
Saber cómo utilizar un extintor de incendios correctamente es crucial. Sigue el método P.A.S.S.:
Pull (Tirar): Tira del pasador de seguridad.
Aim (Apuntar): Apunta la boquilla del extintor hacia la base del fuego.
Squeeze (Presionar): Aprieta el gatillo para liberar el agente extintor.
Sweep (Barrer): Mueve la boquilla de lado a lado, barriendo la base del fuego.
Recuerda mantener una distancia segura del fuego mientras lo extingues. Si las llamas son demasiado grandes o si no puedes controlar el fuego, evacua inmediatamente y llama al servicio de bomberos.
Una vez que hayas extinguido el fuego, no creas que la tarea ha terminado. Todavía hay algunas cosas importantes que debes hacer:
Ventila el área: Abre las ventanas y puertas para eliminar el humo y los gases tóxicos.
Revisa los daños: Evalúa los daños causados por el fuego y el agente extintor.
Limpia el extintor: Si el extintor se ha utilizado parcialmente, es importante recargarlo o reemplazarlo.
Informa a tu compañía de seguros: Si el incendio ha causado daños significativos, informa a tu compañía de seguros.
Aunque los extintores de incendios son herramientas muy útiles, es importante evitar algunos errores comunes:
No revisar regularmente el extintor: Asegúrate de revisar el manómetro del extintor periódicamente para verificar la presión.
No colocar el extintor en un lugar accesible: El extintor debe estar colocado en un lugar visible y de fácil acceso.
No practicar su uso: Practica el uso del extintor de incendios regularmente para estar preparado en caso de emergencia.
Utilizar el extintor en incendios demasiado grandes: Si el fuego es demasiado grande, evacua inmediatamente y llama al servicio de bomberos.
¿Cuánto tiempo dura un extintor de incendios?
La vida útil de un extintor de incendios puede variar dependiendo del tipo de agente extintor y las condiciones de almacenamiento. Por lo general, la mayoría de los extintores tienen una vida útil de 10 años.
¿Puedo recargar un extintor de incendios?
Sí, algunos extintores pueden ser recargados. Sin embargo, es importante que la recarga sea realizada por un técnico certificado.
¿Dónde debo colocar mi extintor de incendios?
Lo ideal es colocar el extintor en un lugar visible y de fácil acceso, lejos de fuentes de calor y humedad.
¿Necesito un extintor en cada habitación de mi casa?
No es necesario tener un extintor en cada habitación, pero sí es recomendable tener al menos uno en la cocina y otro en el garaje.
Un extintor de incendios es una herramienta esencial para proteger tu hogar y a tus seres queridos. Al elegir el extintor adecuado, utilizarlo correctamente y tomar las precauciones necesarias, puedes reducir significativamente el riesgo de daños por incendios.
Recuerda, la prevención es la mejor defensa. Mantén tu hogar limpio y libre de desorden, evita sobrecargar los circuitos eléctricos y ten cuidado con el uso de velas y otros elementos inflamables.
Con un poco de conocimiento y precaución, puedes estar preparado para enfrentar cualquier emergencia de incendios en tu hogar.
En tiempos en los que los incendios se multiplican en entornos urbanos, rurales e industriales, la ignifugación se ha convertido en algo más que una simple medida preventiva: es un deber legal, un blindaje técnico y un compromiso moral con la seguridad colectiva. Ahora bien, hablar de ignifugar no es decirlo todo. Porque ignifugar una estructura portante no es, ni remotamente, lo mismo que ignifugar textiles. Las técnicas, normativas, durabilidad y objetivos cambian radicalmente entre ambos campos.
En esta crónica, vamos a sumergirnos en ese mundo de barnices, morteros, impregnaciones químicas y certificaciones que marcan la diferencia entre un desastre evitable y una tragedia consumada. Porque en esto, como en casi todo, lo importante no es aparentar seguridad, sino tenerla. Y eso se consigue con conocimiento, criterio técnico y la elección adecuada de profesionales.
La ignifugación es el tratamiento mediante el cual un material reduce o modifica su comportamiento frente al fuego. No se trata, como muchos creen, de hacerlo incombustible —eso rara vez se logra—, sino de retardar su inflamación, reducir la velocidad de propagación del fuego y, sobre todo, ganar segundos que, en caso de incendio, salvan vidas.
¿La importancia actual de este proceso? Capital. Porque los materiales modernos, más ligeros, estéticos y sostenibles, a menudo son también más combustibles. Y porque hoy, a diferencia de ayer, hay normativa que exige actuar, certificados que deben emitirse y responsabilidades que no se pueden eludir. En este terreno, la ignorancia cuesta caro y el descuido, más aún.
La solución pasa por recurrir a una empresa de ignifugado que conozca los entresijos técnicos y normativos de cada tipo de intervención. No basta con aplicar un producto: hay que saber qué se aplica, cómo, dónde, en qué cantidad y con qué mantenimiento futuro.
Cuando hablamos de estructuras, hablamos del esqueleto de un edificio: vigas de acero, pilares de madera, techos de hormigón. Y aunque el fuego no devore el acero como lo haría con la madera, la temperatura sí lo debilita. A los 500 °C, el acero pierde más de la mitad de su resistencia mecánica. El hormigón explota. La madera, claro, arde.
Por eso, la ignifugación estructural persigue un objetivo claro: retrasar el colapso lo suficiente como para permitir la evacuación y la intervención de bomberos. Las técnicas más comunes incluyen:
Estas aplicaciones no se hacen al tuntún. La normativa manda. Entre las referencias obligatorias destacan:
La madera estructural requiere además el cumplimiento de la UNE EN 13501-2. En todos los casos, el proyecto debe acompañarse de certificados técnicos donde conste el tratamiento, la fecha, la superficie, el producto aplicado y la firma de un técnico acreditado.
En este punto es cuando la palabra ignifugaciones deja de ser una opción estética para convertirse en un término de obligado cumplimiento si no se quiere acabar afrontando responsabilidades legales y humanas.
Los textiles no sostienen, pero sí propagan. Y rápido. Una cortina sin tratar puede prenderse en segundos, envolver una estancia en llamas en menos de un minuto y bloquear las salidas de evacuación. Por eso, los espacios públicos —hoteles, hospitales, auditorios, restaurantes— deben contar con textiles ignifugados o certificados de su resistencia al fuego.
¿Cómo se consigue? Mediante tres vías:
Pero estos tratamientos no duran eternamente. El uso, los lavados o la exposición a la humedad los degrada. Por eso, la normativa exige revisiones cada 1 o 2 años, salvo que se acredite que el textil es ignífugo permanente.
En este ámbito rige la norma UNE EN 13773, que evalúa la inflamabilidad de los tejidos en función de su comportamiento al contacto con una fuente de calor. También aplican las UNE EN 1101 y 1102, que miden cómo arde el textil en vertical u horizontal.
No se trata solo de normativa: se trata de salvar vidas. Y de hacerlo bien. Porque mal aplicada, una ignifugación es papel mojado. Y de ahí la necesidad de consultar información sobre ignifugaciones rigurosa, actualizada y orientada al tipo de material que se pretende proteger.
Aspecto | Estructuras | Textiles |
---|---|---|
Objetivo | Evitar colapso estructural | Frenar propagación del fuego |
Técnicas | Pintura, mortero, paneles | Impregnación, pulverización |
Normativa | CTE DB-SI, UNE EN 13381 | UNE EN 13773, 1101, 1102 |
Durabilidad | Alta, con revisiones periódicas | Media-baja, requiere renovaciones |
Ámbito obligatorio | Obra nueva e industria | Locales públicos y hoteles |
No basta con decir que un material está ignifugado. Hay que demostrarlo. Y para eso están los certificados técnicos que deben emitir empresas autorizadas. En ellos constan:
La ausencia de estos documentos puede acarrear desde sanciones administrativas hasta la clausura del local o la suspensión de licencias. No hay margen para la improvisación. Ni para el “ya lo arreglaremos después”.
Ignorar las diferencias entre una ignifugación estructural y una textil es un error que puede pagarse caro. Como también lo es confiar en soluciones “para todo”, sin base técnica ni cobertura normativa. La ignifugación no es un lujo, ni un gasto caprichoso: es una inversión en seguridad, en cumplimiento legal y en tranquilidad operativa.
En un entorno cada vez más regulado, con riesgos crecientes y exigencias técnicas claras, la única opción sensata es confiar en profesionales acreditados. Ellos sabrán qué aplicar, cómo documentarlo y cuándo renovarlo. Solo así se garantiza que, si llega el fuego, no nos pille desprevenidos.